lunes, octubre 30, 2006

"Un buen estudiante no implica que tenga un futuro esplendor..."


"Los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos. Se preocupan por elegir un buen colegio, que hagan los deberes, que estudien, que saquen buenas notas..."
Se sienten tranquilos cuando les dicen en el colegio que son inteligentes y que no tendrán problemas en los estudios. Pero, suponiendo que pertenecieran a este grupo de afortunados padres, ¿es eso todo? ¿Podemos felicitarnos por la tremenda suerte que han tenido? Naturalmente la realidad puede no ser tan brillante. Su hijo puede que pertenezca a un grupo de niños que no se relacionan bien con sus compañeros, que son inexpresivos, que no gestionan ni controlan sus emociones, que se enfadan en exceso si algo les sale mal, o que se muestran demasiado frustrados cuando algo les sale mal. Últimamente han surgido algunas voces, como la del profesor de psicología Daniel Goleman, que han puesto de manifiesto la importancia que tiene la inteligencia emocional en el comportamiento humano y en la consecución del éxito en la vida. Otro investigador, Salovey, de la Universidad de Yale, define la inteligencia emocional como "una parte de la inteligencia que concierne a la habilidad de comprender sentimientos propios y ajenos y de utilizarlos para nuestros pensamientos y acciones". Goleman trabaja en programas pilotos en colegios de Estados Unidos, donde se enseña a los niños a resolver conflictos, a controlar sus impulsos y a desarrollar sus habilidades sociales, porque está convencido de que el control emocional se puede aprender, y mejor desde pequeñitos. A partir de estos trabajos se ha comprobado que la situación de niños que eran rechazados ha mejorado. Por tanto, vemos que a los padres les van saliendo nuevas tareas, no sólo deben ayudar a sus hijos en el desarrollo de la inteligencia lógica, para que puedan obtener un buen futuro profesional, sino que también hay que educarlos emocionalmente, para que ese futuro sea realmente prometedor, e incluso, aunque su inteligencia lógica no sea demasiado brillante, puedan, con sus habilidades sociales y emocionales, conseguir una buena profesión. Se ha demostrado que chicos cuya inteligencia clásica puede ser medible por un Test, no era muy elevada consiguieron cargos importantes por poseer alta inteligencia emocional. Otros, en cambio, muy brillantes profesionalmente, por su baja inteligencia emocional, no eran felices debido a su incapacidad para relacionarse con otras personas y para gestionar su propia vida. Otra de las afirmaciones que realiza Goleman en su investigación sobre la inteligencia emocional es que si el aprendizaje del dominio de los impulsos no se ha realizado durante los primeros años del niño, éste tiene mayor dificultad de prestar atención en la escuela. Si las familias no realizan la alfabetización emocional de sus hijos, se producirá una sobrecarga en las tareas de la escuela, que ya se encuentra superada con demasiados dramas no resueltos a nivel familiar y que llegan a las aulas. Hoy en día no es raro en una comunidad escolar ver algunos casos de chicos que no controlan sus emociones y que, cuando se les pide cuentas sobre pequeñas indisciplinas fácilmente corregibles, tienen respuestas muy exageradas, totalmente desproporcionadas y fuera de tono. Moderar los impulsos, resolver los conflictos de manera pacífica con el diálogo, interpretar correctamente los comportamientos de los demás, y muchas más cosas, que sirven para mejorar nuestra calidad de vida, se aprenden sobre todo en la familia, y los padres no deben descuidar esta faceta, no menos importante que las notas académicas de sus propios hijos.


Macarena Vegas

Vanessa Arancibia

miércoles, octubre 04, 2006

"Las emociones influyen en la inteligencia"






"El buen manejo de la inteligencia, nos hará mejores seres humanos, conociendo nuestras fortalezas y debilidades, nuestros esquemas de pensamiento y porque obtenemos lo que tenemos".

Las emociones influyen en casi cualquier decisión que tomamos en la vida, lo que hace reflexionar sobre el balance entre lo racional y emocional de la especie. Y de ahí la importancia de estudiar este tema.


Las emociones juegan un papel muy importante en el organismo humano, ya que además de ayudar al control de la homeostasis, representan un proceso mental indispensable para la supervivencia. Una de las funciones destacadas de las emociones es potenciar la memoria. En la medida en que las cosas nos provocan una emoción, se quedan plasmadas en nuestro cerebro, como si se tratara de un poderoso fijador que permite que los recuerdos queden marcados de una forma más duradera y persistente.
Se menciona también, que las emociones anticipan los estados orgánicos futuros, es decir, que hay hechos que nos generan una emoción con el sólo hecho de imaginarlas. De ahí la frase de «sólo de pensarlo se me ponen los pelos de punta». Es decir, que sólo por el hecho de mentalizar una situación, se pueden desencadenar todas las reacciones fisiológicas que acompañan a una emoción.

Para ejemplificar, recordemos el atentado del 11 de Septiembre "Casi cualquier persona que estuvo en ese momento lo va a recordar", pero no va a recordar que es lo que estaba haciendo, ya que ese hecho le llamo la atención, que olvidó lo demás y ese hecho le queda guardado en su memoria; al igual si sufriéramos la pérdida de algún ser querido, nos pasaría lo mismo. En el caso de que no sea tan irrelevante lo recordamos por un momento y luego lo olvidamos.

Es importante en la vida de cada personas, ser equilibrado en una reacción emocional, saber controlar sentimientos y emociones, para eso hay que conocerse y motivarse uno mismo para lograr sus objetivos.

Las últimas investigaciones han aportado pruebas convincentes de la inseparabilidad esencial de la emoción y el razonamiento: sin sentimientos, las decisiones que tomamos pueden no ser las que más nos convienen, aunque hayan sido tomadas por lógica. Cualquier noción que establezcamos separando el pensamiento y los sentimientos no es necesariamente más adaptativa y puede, en algunos casos, conducir a consecuencias desastrosas.

Las diferentes inteligencias

Dicen los expertos que cada individuo posee una inteligencia definida para ciertas cosas, que “hay inteligencias para cada rama del saber humano. Para la teología, la cibernética, la medicina, el ingenio, las estrategias, para la construcción y para la destrucción, para el bien y para el mal”.

Tanto es así que cada ser humano desarrolla su inteligencia en unas actividades más que en otras. Se puede ser muy inteligente en un determinado oficio y un negado para el resto de las cosas. Sin embargo, la inteligencia emocional puede ayudar a superar estas carencias.

La inteligencia emocional

En 1994, Daniel Goleman, haciéndose eco de una serie de teorías surgidas en los años 80 y 90, publicó el libro Inteligencia emocional, como "La capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y los ajeno, de motivarnos y de manejar bien las emociones, en nosotros mismos u en nuestras relaciones".Goleman en su libro considera cinco aptitudes emocionales, clasificadas a su vez en dos grandes grupos: Aptitud Personal (Auto-conocimiento, Auto-regulación y Motivación) y Aptitud Social (Empatía y Habilidades Sociales).